La Diada de este año fue extraña. Con presos políticos, exiliados y miles de personas procesadas, España había elegido el camino de la represión en lugar del de un referéndum pacífico, como en Escocia o en Quebec. Aun así, el referéndum se llevó a cabo y, a pesar de la violenta represión por parte de la policía española, tuvo una participación masiva. El resultado fue favorable a la independencia. Mientras España continúa negando a los catalanes su derecho a la autodeterminación, la única forma de avanzar es la implementación de la república catalana.

El lema de este año fue «¡Construyamos la República catalana!», aunque un «muro» se interpone en nuestro camino. Un muro que debe ser derribado para alcanzar la libertad. Por este motivo, se construyó un muro simbólico en la avenida más grande de Barcelona, la Diagonal. Según la policía de Barcelona, más de 1 millón de personas se reunieron para gritar y «derribar» el muro al final de la manifestación. Sobre este, diferentes imágenes recordaban a la gente lo que nos impide alcanzar la libertad: una rueda de hámster representando la creencia de que España alguna vez negociará un referéndum; el naipe de un rey que sujeta una porra simbolizando al rey español que respaldó la violencia policial; y un cartel con un ‘155’ impreso, como representación de la supresión de la poca autonomía que tenemos y para recordar a los presos políticos, a los exiliados y a todos los catalanes procesados.

El grito simbolizaba la fuerza de la gente para acabar con regímenes injustos. La república catalana está ahí para lograr una vida mejor, con plenos derechos democráticos, respeto a las minorías, una justicia independiente y un verdadero Estado de derecho. La presidenta de la ANC reclamó estos derechos, acompañada por los defensores de los derechos humanos Aamer Anwar y Ben Emmerson, en cuyas intervenciones exigieron a España el respeto al derecho de los catalanes a votar su autodeterminación, y la instaron a iniciar un diálogo sin condiciones y a liberar a todos los presos políticos.

La Diada de este año tuvo un marcado carácter internacional. No solo se celebró en Barcelona, sino que la Asamblea Nacional de Cataluña también organizó manifestaciones en otras 40 ciudades del mundo: un éxito indiscutible, ya que nunca antes había habido tantos lugares que celebraran la Diada.

Como cada año, la colosal y festiva manifestación tuvo lugar sin incidentes. El movimiento republicano e independentista catalán es y sigue siendo profundamente pacífico.

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